¿Por qué es peligroso poner una campana en el collar de perros y gatos?
Algunos propietarios de mascotas tienen malos hábitos con sus animales preferidos. Es el caso de poner una campana en el collar.
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Muchos dueños de gatos no dudan en colocar una pequeña campana en el cuello de su gato y, por lo general, lo hacen para poder localizarlo rápidamente o para alertar a las aves sobre su presencia, y evitar que vuelva con presas a la casa. En caso de los perros, muchos dueños creen que esta es una buena idea. Sin embargo, no es recomendable colocar una campana en el cuello de ninguna mascota, porque no es agradable para el animal y también porque puede representar un peligro.
¿Por qué es peligroso poner una campana en el cuello de las mascotas?
Es malo para su audición
Una campana en el cuello de tu mascota puede afectar su audición. Tanto los gatos como los perros tienen una capacidad auditiva muy aguda, pero al escuchar continuamente una campana, pueden perder la natural agudeza que poseen sus oídos, e incluso podrían quedar sordos, a largo plazo.
Evita que se concentre y obedezca
Al desplazarse, correr y caminar, la campana no dejará de sonar y, entre otras cosas, distraerá la atención de tu mascota y evitará que te obedezca.
Aumenta su estrés
El gato es naturalmente un animal tranquilo y extremadamente pacífico, sin embargo, el sonido de la campana altera su estado relajado y puede volverse agresivo.
En el perro sucede algo similar, ya que la campana altera sensiblemente su oído, hará que ladre más fuerte y demuestre, sacudiendo insistentemente su cabeza, que el sonido que escucha le está molestando.
El ruido constante de la campana en los perros causa agudo estrés y, si el sonido tintineante es intenso, puede conducir a problemas neurológicos más graves.
Una campana al cuello no protege a tu mascota
En la actualidad, la mayoría de criadores de perros desaconsejan usar campanillas al cuello de los perros y recomiendan el empleo de collares con LEDs o GPS incorporado, que informan su posición exacta sin necesidad de afectar su salud.
El oído humano puede detectar sonidos de hasta unos 20 Khz, en tanto el perro puede percibir sonidos que van más allá de ese umbral, alcanzando los 40 Khz. Por eso los ruidos fuertes, en lugar de ayudar a tu mascota, le impiden que pueda reaccionar debidamente a los estímulos.
Por ejemplo, el sonido distorsionante que arroja una campana, tan cerca de su pabellón auditivo, impedirá que pueda determinar con precisión en qué lugar se encuentra el objeto que busca.
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